Comentario
Los pintores que englobamos bajo la etiqueta del expresionismo abstracto no fueron siempre vanguardistas. Muchos de ellos en los años treinta hacían cuadros realistas, de propaganda política, como era habitual por entonces, aunque de ideologías que iban desde la revolución a la reacción, pasando por el liberalismo. Pollock hizo frescos izquierdistas con el mexicano Siqueiros (1898-1974), y posiblemente tomó parte en la decoración de objetos utilizados con fines claramente políticos, como las carrozas para las fiestas del 1 de mayo; Rothko pintó paisajes urbanos (el metro, la calle.:.) de una manera realista; Marc Tobey, por la misma época, reflejaba en sus cuadros una visión apocalíptica de la ciudad, como hiciera Ludwig Meidner (1884-1966) en la segunda década del siglo. Otros, como Franz Kline (1910-1962), Phillip Guston (1913-1980) o Bradley W. Tomlin (1899-1953), siguieron en la figuración hasta finales de los años cuarenta, dando el paso definitivo a la abstracción después de 1948, cuando el triunfo de ésta ya era un hecho. Tomlin, que había pasado por París -estudió en la Grande Chaumière-, hacía bodegones cubistas, con toques de surrealismo. Guston hizo murales para la FAP entre 1935 y 1942 en Nueva York y Washington, y luego obras a medio camino entre el surrealismo y el realismo mágico. Y Kline pintaba paisajes urbanos de un modo tradicional, fascinado por la monumentalidad de Manhattan.